Durante casi 2000 años, Borgoña ha sido una tierra agrícola propicia para la producción de vino de calidad. Los primeros espumosos blancos se elaboraron en 1819 según el método Champagne y las primeras botellas se ofrecieron a cata en 1821.
Actualmente, tres áreas principales se dedican a la producción de Crémant de Bourgogne: Bailly, Rully y Nuits Saint-Georges. Entre las 23 denominaciones regionales producidas en los viñedos de Borgoña, Crémant de Bourgogne representa alrededor del 10% de los vinos de la región. Hoy en día, se venden más de 20 millones de botellas al año en los cinco continentes. Los Crémants están empezando a ganar cuota de mercado en las ventas de champán. Entre un buen crémant y un mal champán, ¡los consumidores han hecho su elección!
Las uvas utilizadas para producir este vino espumoso provienen de varias variedades de uva y diferentes añadas, lo que le da un sabor único y auténtico. Crémant de Bourgogne se distingue por su lado fresco y espumoso.
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