château les carmes haut brion 2018

A finales de 2010, patrice pichet adquirió el domaine des carmes, una maravillosa finca que es una obra de arte. Tras una importante inversión, inauguró una nueva bodega en 2016. Un impresionante edificio minimalista, diseñado por philippe starck y luc arsène-henry, está dotado de los equipos más modernos, pero conserva toda la tradición y la esencia del château, con el objetivo de replantear la cultura del vino y del viñedo en un sentido más amplio y de prestar al terruño la atención que merece. La nueva bodega está perfectamente integrada en su entorno, rodeada de estanques que forman parte de un hermoso jardín urbano que da cobijo a los viñedos, donde esta majestuosa expresión de la naturaleza contribuye a la maduración de las uvas que dan lugar a vinos extraordinarios. Aquí nace château les carmes haut-brion, el gran vin del domaine, potente y sedoso, que refleja toda la elegancia clásica de pessac-léognan (burdeos). Se elabora a partir de una mezcla de cabernet franc, cabernet sauvignon y merlot, cultivada en suelos predominantemente de grava sobre lecho de roca arcillo-calcárea y vendimiada a mano. château les carmes haut-brion es el orgullo de la finca. un tinto redondo, complejo y delicioso; un ejemplo del armonioso equilibrio entre fuerza y finura, fruta y profundidad. La nueva bodega del domaine les carmes haut-brion, además de ser una obra de arte en sí misma, alberga una exquisita comunión entre poesía y talento humano. También es un lugar de inspiración para los artistas que han dejado su huella entre las paredes de este espacio, creando un abrazo creativo con la misteriosa belleza que acompaña a la creación de magníficos vinos. el les carmes haut-brion 2018 está compuesto por un 37% de cabernet franc, un 34% de cabernet sauvignon y un 29% de merlot. Se elaboró con un 52% de racimos enteros y tiene un 13,75% de alcohol. se envejeció en un 75% en barricas de roble nuevas, un 16% en foudres y un 9% en ánforas. de color granate púrpura intenso, necesita un poco de persuasión antes de estallar en la copa con aromas vibrantes de confituras de moras, jalea de grosella, moras y pastel de bosque negro, que conducen a un trasfondo de mina de lápiz, trufas negras, sartén de hierro fundido y carbón vegetal con un soplo emergente de violetas. El paladar, de cuerpo medio y elegantemente elaborado, baila con frutas rojas y negras antes de estallar en chispas terrosas y minerales. Tiene una estructura robusta de taninos firmes y granulosos y una gran frescura, con un final largo y sabroso. Los taninos de la cepa confieren a este vino firmeza e interés textural, que deberían integrarse aún más con otros 5-6 años en barrica, permitiendo que los matices brillen aún más, y después se podrá seguir disfrutando de su lenta evolución durante más de 30 años.