La biodinámica es una técnica de producción que pretende fomentar la agricultura ecológica y excluye el uso de fertilizantes y pesticidas sintéticos. La mayoría de los tratamientos se basan en el azufre y el cobre. Antes de 2012, sólo estaba regulada la agricultura, pero a partir de este año está surgiendo una nueva forma de elaboración del vino, gracias a etiquetas independientes líderes como Demeter Biodyvin naturel et progrès, que promueven instrucciones y especificaciones más estrictas e incorporan una dimensión que va desde la agricultura hasta la elaboración del vino, la relación entre la vid y la flora y la fauna, y también con el hombre. La biodinámica se define como la ausencia de adiciones o modificaciones y una vinificación que respeta las prácticas biodinámicas, que tienden a la supresión de todos los insumos y el uso de todas las prácticas destinadas a modificar el equilibrio natural de la uva.
Cabe preguntarse cómo se pone en práctica la biodinámica. De hecho, se dictan muchas nociones en cuanto a la práctica de la biodinámica. La biodinámica utiliza pulverizaciones de hierbas como ortigas, cola de caballo, valeriana, salvia.... También se utilizan minerales para dinamizar la vida del suelo y fortalecer la vid, esta práctica se llama fitoterapia, lo que le ayuda a resistir mejor las enfermedades o los ataques de las heladas. Como habrá adivinado, todos los productos químicos están estrictamente prohibidos en la agricultura biodinámica. Esta práctica se enorgullece incluso de ser más estricta que la agricultura ecológica. Algunos agricultores incluso estudian los ciclos lunares y trabajan sus vides en consecuencia, la utilidad de esta práctica lunar aún está por demostrar, aunque algunos viticultores atestiguan que la reducción se notaba más durante las lunas menguantes.
La biodinamia también tiene una mirada diferente sobre las enfermedades, porque en la agricultura tradicional se identifica la enfermedad, se estudia y luego se busca un remedio para neutralizar las consecuencias de la enfermedad. En la biodinámica es todo lo contrario: el patógeno que aparece se ve como una consecuencia directa de un problema más profundo de la planta, por lo que los viticultores van al origen de ese desequilibrio y no al síntoma, de ahí que se quiera revitalizar el suelo con la aplicación de preparados orgánicos, como hemos visto, y favorecer así la estabilidad del ecosistema.
En cuanto a los aditivos de entrada, los niveles de azufre autorizados son mucho más bajos. Sin embargo, existen todos los tipos de cultivos que son aún más restrictivos, especialmente las denominaciones Naturel y SAINS, que se elaboran respectivamente con entre 30 y 40 mg por litro de azufre, y 0 trazas para el SAINS