philippe foreau vouvray sec 2020

Philippe Foreau lleva en Vouvray desde 1983, su primera cosecha. Representa la tercera generación en la propiedad familiar, que ahora abarca 12 hectáreas. Independiente y no adscrito a ninguna escuela, Philippe Foreau se esfuerza por sacar lo mejor de su terruño de arcilla pedernalina, para producir vinos con un equilibrio perfecto ""entre la tierra y el cielo"". El viticultor practica la agricultura ecológica desde hace décadas, y está en proceso de reconversión desde 2021 (la primera cosecha certificada será la de 2024). 

Ha conservado dos tradiciones: nunca la fermentación maloláctica (que borraría la mineralidad y la nitidez del vino) y un trabajo bajo madera precisamente proporcionado, gracias a barricas originales, de unos treinta años. Sus vinos fermentan todos en madera durante seis meses, maduran poco tiempo y se embotellan en abril-mayo, sin chaptalización, acidificación ni levaduras. 

Secos, semisecos o melosos según el año, los vinos con el sello ""Clos Naudin"" son siempre muy profundos, minerales y la expresión perfecta de su terruño. Los vinos dulces están disponibles en dos raras cuvées: ""Classique"" (uvas pasificadas en cepas, con 50 a 80 g de azúcar) y ""Réserve"" (uvas botritizadas, 110 a 220 g de azúcar, unas 2 añadas de cada 10). Los vinos de la finca son todos de excelente calidad y se elaboran para la gastronomía, en un estilo rico con muy buena persistencia aromática. 

Su hijo Vincent se hizo cargo de la finca familiar, añadiendo su toque personal al trabajo de su padre. Sin duda, uno de los grandes nombres de Vouvray, una apuesta segura. 

El Vouvray seco es una cuvée elaborada al 100% con chenin blanc cultivado en suelos arcillosos pedregosos, típicos de la finca. Las viñas se cultivan desde hace décadas según principios ecológicos y están en proceso de reconversión (desde 2021). 

En bodega, la vinificación es poco intervencionista. La fermentación alcohólica se realiza con levaduras indígenas, en barricas viejas. No hay fermentación maloláctica para preservar la frescura de los vinos. Evidentemente, la chaptalización y la acidificación están prohibidas. La maduración es corta, ya que el embotellado tiene lugar antes del verano. Las barricas originales (300 litros) son viejas (sólo un 5% de barricas nuevas). 

En cata, es un vino de gran frescura, profundidad y pureza excepcional. Reflejo del terruño y de la añada, este vino tiene un color pálido y una nariz fresca con aromas alimonados y minerales. Disfrute de este vino fresco (12°C) y sin decantarlo (consejo de Vincent Foreau). Combinará de maravilla con sabores yodados en particular, para recordar la salinidad del vino.